Historias del camino - parte 2
En agosto de 1994 empezamos a hacer, Cristiano y yo , el Camino de Santiago - camino Frances - después de planificar y entrenar caminar para el viaje por 3 años! Teníamos 2 objetivos personales: a mi amigo Cristiano le gustaría bajar 30 ó 40 kg su peso y dejar
de fumar, a mi me gustaria conocer un poco más mi país de origen (soy nieto de españoles) y alejarme del trabajo y algunos problemas personales que tenía en aquel momento. 
 
Después de 3 dias  caminando empecé a sentir un dolor muy fuerte en la rodilla izquierda. He llegado al punto en que ya no podía casi caminar, y después de hablar con un médico, tuve que poner un vendaje para limitar los movimientos de la pierna lo maximo posible.
 
Decidimos seguir caminando en el dia seguiente, de Logroño a Nájera (unos 15 km), para ver si sería posible para mi completar el camino. Luego empezaron los dolores muy fuertes y el camino que hasta este momento seguia paralelo a la carretera seguía campo adentro. Yo hablé con mi amigo Cristiano y le dije que a mi me gustaría seguir por la carretera pues si en algún momento ya no lograsse caminar podría tomar un coche a Najera. A él no le gusto dejarme solo, pero no puedo explicar porque hice fuerza para convencer mi amigo a seguir por el camino y dejarme solo por la carretera. 
 
Caminé unos 30 ~40 minutos más, el sol estaba muy fuerte y hacía mucho calor, y la rodilla me molestaba mucho!
 
Por la carretera en dirección a Najera viene un pequeño coche rojo, que para un poco lejos y un viejo señor entonces me pregunta:
"peregrino, desde lejos miré que no estás bién, si quieres te llevo a Najera en mi coche."
Le dije que yo venia desde muy lejos y deseaba hacer mi camino caminando, mas que muchas gracias, etc.
El viejo señor entonces solo dice "tengas fuerza" y salió.
Por algunos momentos me di cuenta lo bonito de la fraternidad en el camino, y lo bonito de gente siempre lista para ayudar en esta región.
 
Volví a caminar otra media hora, pero he llegado al punto donde el dolor era muy fuerte. Ya no conseguía caminar. En aquel momento empecé a piensar en mi hijo que yo dejé en Brasil, mis amigos, parientes , mi vida como un todo y empecé a llorar. Parte por arrependimiento por alejarme de lo que amo, parte por el dolor, parte por el fracasso!
En este momento regresa el coche rojo. Baja el señor que me dice :
 " Brasileño, yo vine para ayudarte. Sé que lo necesitas, y permitame hacer lo que ha hecho mi padre: ayudar a los peregrinos sinceros de corazón. " 
 
Yo no sabía lo que decir !
 
" Peregrino, yo encontré a un amigo tuyo , un grandote (mi amigo Cristiano estaba muy gordo en aquél momento, casi 130 kg!) que me pidió que viniera a ayudarte"
 
Yo le dije : " Señor, muchas gracias, que bonito lo que haces sin conocerme! Como se llama?"
 
El señor me dice :
 
"Mi nombre es Ignacio, cualquiera me puede encontrar en Najera, cerca de la gasolinera. Te quiero enseñar algo."
 
En este momento el señor sacó de dentro del coche dos copas con vino un trozo de pan y de chorizo. Me dio y dice:
 
"haga comigo: arriba, abajo, al centro y adentro " - y bebemos el vino. (esta parece ser una tradición española).
 
Después de beber el vino en silencio, el señor Ignocio me dice:
 
"No me tienes que agradecer. Trata de decir a toda la gente sincera que conoces cuando regreses a su país que lo más importante es compartir. Así nos ha enseñado nuestro señor. Sigues en paz, querido peregrino, y dile a la gente del camino que siempre voy estar aqui para ayudar a los sinceros de corazón. Y déjame molestar a tu amigo."Y me regaló un par de cigarrillos deciendo que los fumase cuando encontrase a mi amigo grandote.
 
Le agradecí mucho, y al final me dice "y no te olvides de llevar mi abrazo al Santo". Tomó su coche y salió.
 
No sé cuánto tiempo pasó , pero me gustaría quedarme hablando con este señor mucho tiempo. Lo concreto es que luego me di cuenta que no sentía más ningún dolor en la rodilla, al punto de salir corriendo por la carretera y llegar a Najera primero que mi amigo Cristiano, que seguia por el camino "tradicional".
 
Cuando me encontró en el refúgio , Cristiano me dice que lamentaba que yo tuviera que tomar un coche , etc, y le dije:
 
"Dime , Cristiano, con quién hablaste en tu caminata hasta aquí"
 
Y el me dice: "Con nadie. Lo único que hice fue una oración, cuando cerca de un monte de piedras con una cruz en el camino, y pedir que a mi me gustaría cambiar contigo el dolor ya que yo creia que tu tenías mucho más razón para hacer tu camino que yo".
 
Lo que hasta hoy me pregunto es:
 
¿Cómo Ignacio sabía que Cristiano queria dejar de fumar y porque me regaló los cigarrillos?
¿ Esto de "arriba, abajo..., en realidad no es una forma de poner a uno al lado de una cruz (y no en su frente, solamente por admiración)?
¿Qué tán fuerte puede ser la psicologia o lo que sea, al punto de me sacar el dolor en un instante? 
 
Yo  hablé a Cristiano de Ignacio, lo que me dijo, y luego nos dimos cuenta de que algo muy especial había pasado con nosotros - fumamos sus cigarrillos, lloramos (como estoy haciendo ahora en este momento en que me recuerdo lo bonito y sincero que es compartir y escribo estas lineas) y desde este día la vida tiene un sentido distinto para nosotros.
 
Adelante descubrimos que unos le llaman "Ignacio, el loco" pero a quién lo cree, llamamos "Ignacio el Angel". 
 
Hoy estoy convencido que en realidad el sincero de corazón no era yo , mas si mi hermano y amigo Cristiano, a quien dedico estas líneas. Y a Ignacio, quien puedes conocer y a quien le pido, lector de esta página, dile que sí, lo más importante es COMPARTIR!
 

Luiz Alberto Feijó Junior
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